sábado, 12 de septiembre de 2009
El atardecer como premio
Viernes, llego a casa a las 19:15 tras un largo día de viaje. Aunque voy un poco justa de tiempo pues al final de la tarde he quedado con los amigos, decido enfundarme las zapatilla y salir al asfalto. Quiero probar mi rodilla haciendo solo terreno duro. Solo rodar algo más de una hora y escuchar la rodilla derecha. Así que enfilo el carril bici a ultima hora de la tarde. Una temperatura demasiado agradable para ser León. Una tranquilidad como solo la encuentras cuando sale de dentro. Sigo corriendo al ritmo que me he impuesto con la respiración acompasada. En un momento dado dejo de mirar para adentro, miro al sol de forma despistada y me alegro de haber salido a correr. El sol me está premiando. Un atardecer impresionante. Una bola gigante de fuego que lentamente se está dejando caer en el horizonte. Y no sé porque en ese mismo instante me acuerdo de Bebe que canta: "Hay quien prefiere lo grande, Y a mi me gusta lo pequeñoooo". Fue un momento de felicidad en el día (Ver entrada anterior).
PD: la rodilla...¿qué rodilla?.
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Esas sensaciones son las que luego tira de nosotros y nos fuerza a salir a correr en días de lluvia, frio o que simplemente no nos apetece. Momentos así nos llena más que otra cosa, esa plenitud, esa soledad que nos hace encontrarnos con nosotros mismos.
ResponderEliminarEnhorabuena por ese momento de felicidad, disfrútalo.
Como bien dice Crazysoul esos rodajes llenos de sensaciones son los que conforman la belleza de este nuestro deporte.
ResponderEliminarFenomenal entrada.
Un saludo.
Recuerda Nuria,
ResponderEliminartodo está en nuestra mente
Qué tendrá este deporte que nos llena el torrente sanguíneo de endorfinas (Otros las llaman las hormonas de la felicidad...??
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