El mal tiempo al amanecer auguraba una dura jornada para dar captura al dragón de Dragonte. Una vez agrupados los guerreros, iniciamos el camino al lugar convenido; cada cual inbuhído en sus pensamientos y ensoñaciones.
Ya en Villafranca del Bierzo escuchaba los gritos del dragón desde la montaña: "Nuria, voy a vencerte, no podrás conmigo".No quería escucharle pero sus gritos cada vez más feroces retumbaban en mi mente. En un acopio de valentía me desprendí de mi chubasquero y me aproximé a la línea de salida. Dentro de la masa de gente los gritos del dragón eran menos audibles. Se da la salida y la carrera es muy fácil en una prolongada bajada hasta que empiezan las primeras pendientes que sorteamos sin dificultad. Pero no muy lejos veo las primeras rampas y el dragón me da algunos zarpazos, llega a herirme. Me duele, me lamo las heridas. Me recoge Saturnino que me pone en pie y sigo adelante. No quiero mostrar ningún signo de debilidad y marco mi ritmo en una respiración acompasada. Cada paso que doy hacia el dragón me siento más fuerte y el dragón se siente más débil. Así hasta la llegada a Dragonte. Solo quedan 200m para la meta. A cada paso que me acerco al dragón el se hace más pequeño convirtiendose así en un tierno juguete de plástico con el que jugar. En esta ocasión hemos salido vencedores de la batalla e ilesos.
Ya en Villafranca del Bierzo escuchaba los gritos del dragón desde la montaña: "Nuria, voy a vencerte, no podrás conmigo".No quería escucharle pero sus gritos cada vez más feroces retumbaban en mi mente. En un acopio de valentía me desprendí de mi chubasquero y me aproximé a la línea de salida. Dentro de la masa de gente los gritos del dragón eran menos audibles. Se da la salida y la carrera es muy fácil en una prolongada bajada hasta que empiezan las primeras pendientes que sorteamos sin dificultad. Pero no muy lejos veo las primeras rampas y el dragón me da algunos zarpazos, llega a herirme. Me duele, me lamo las heridas. Me recoge Saturnino que me pone en pie y sigo adelante. No quiero mostrar ningún signo de debilidad y marco mi ritmo en una respiración acompasada. Cada paso que doy hacia el dragón me siento más fuerte y el dragón se siente más débil. Así hasta la llegada a Dragonte. Solo quedan 200m para la meta. A cada paso que me acerco al dragón el se hace más pequeño convirtiendose así en un tierno juguete de plástico con el que jugar. En esta ocasión hemos salido vencedores de la batalla e ilesos.
Eres una campeona N.G. De verdad. Un espejo en el que mirarse. Admito tu fuerza de voluntad y las ganas que pones. Este dragón no era nada fácil de vencer.
ResponderEliminarUn gran abrazo!
Enhorabuena por esa conquista, sin duda preludio del día grande.
ResponderEliminarUn saludo.